sábado, 31 de diciembre de 2011

La filosofía en América Latina

LA FILOSOFIA

en América Latina


PABLO Guadarrama González, filósofo cubano
El filósofo cubano Pablo Guadarrama González (58, autor de numerosos libros y ensayos, doctor en ciencias sociales, miembro de la Academia de Ciencias de Cuba y director de la cátedra de Pensamiento Latinoamericano de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Santa Clara), estuvo en nuestro país, dictó una conferencia en la Universidad de Chile y realizó diversas actividades de intercambio.
PF conversó con Pablo Guadarrama sobre filosofía y socialismo en América Latina, temas que él trata en sus libros y conferencias.
¿Existe una filosofía latinoamericana?
“Tal vez, como dice Wittgenstein, las palabras muchas veces se constituyen en cárceles que nos aprisionan. Soy contrario a la utilización abusiva de gentilicios y patronímicos. No tiene sentido hablar de una filosofía cubana o chilena. Se habla de una filosofía alemana o de una francesa y me pregunto qué hubiera sido de Kant sin los empiristas ingleses o de Hegel sin los pensadores franceses y los filósofos griegos. Por eso prefiero hablar de filosofía en América Latina o en Cuba. ¿Por qué razón se habla de filosofía marxista si el propio Marx dijo que no era marxista? No quería identificarse con algunas afirmaciones de sus seguidores que le parecían excesivas, como afirmar que su concepción de la historia europea era válida para toda la historia universal. Cuando descubrí que el marxismo-leninismo había sido inventado en la época de Stalin para facilitar el agregado de “stalinismo” después de otro guión, y cuando años más tarde los senderistas en Perú me dijeron que la única filosofía científica era el marxismo-leninismo-stalinismo-maoísmo-presidente Gonzalo, ya no pude soportar el abuso de patronímicos.
La cultura latinoamericana está articulada a la cultura occidental y a su filosofía. Somos parte de ese universo. Lo que hay que advertir es que no somos ‘hijos de’, somos ‘coautores’ o ‘copartícipes’, algo que no siempre se reconoce”.
PENSAMIENTO
LATINOAMERICANO
¿Entonces, a su juicio, en América Latina se ha producido una filosofía con rasgos propios?
“En nuestra América ha habido producción filosófica significativa. Nuestros pensadores han asimilado estructuras de pensamiento no sólo de Europa, también de Asia y otras culturas.
Nuestros pensadores han sido, ante todo, reflexivos de las circunstancias que han vivido. Han utilizado los instrumentos propios de la filosofía para tratar de transformar esas circunstancias. No fueron pensadores de gabinete. En el mundo latinoamericano, es claro que nuestros escolásticos hicieron una seria reflexión antropológica porque necesitaron determinar la condición humana de los aborígenes, que era un problema práctico de gran envergadura. También fue obligatorio que hubiera reflexiones en torno a la naturaleza. El ‘nuevo mundo’ era terreno de utopías, donde todo parecía posible. Por eso insisto en que hay que reivindicar el tema de la filosofía en América Latina, porque ha existido una producción filosófica de consideración y porque nuestros más grandes filósofos han articulado sus reflexiones teóricas a las circunstancias en que les tocó vivir para incidir de alguna manera en ellas”.
Además porque los filósofos latinoamericanos combinan pensamiento y práctica
“Exacto; ni Andrés Bello ni el padre Las Casas ni el propio Martí, asumieron el papel de filósofos. Fueron escritores, políticos, juristas que no se preocuparon de construir sistemas filosóficos. La mayoría fueron iconoclastas, trataron de romper con el escolasticismo, el positivismo, el krausismo y hasta con el marxismo. No fueron, sin embargo, eclécticos en el sentido del empirismo filosófico del siglo XVIII, es decir trataron de elegir las tesis más valiosas, incluso algunas que provenían de concepciones antagónicas, para crear algo nuevo en correspondencia con las necesidades de la época.
Soy un defensor de la autenticidad de la producción filosófica latinoamericana más que de su originalidad. Lo que importa es en qué medida ese pensamiento es útil y se corresponde con las exigencias de la época. El pensamiento es auténtico en la medida que se corresponde con las demandas sociales y en la medida que trasciende y tiene seguidores. Así encuentra formas de realización para transformar el mundo.
El filósofo es la ‘conciencia crítica’ de la sociedad, que es siempre histórica. La filosofía debe hacer el cuestionamiento crítico de la sociedad y de las ideologías, incluso de la propia”.
SOCIALISMO PARA EL SIGLO XXI
Pasemos ahora al socialismo en nuestro continente, ante el cual parece abrirse una nueva etapa que sería el socialismo del siglo XXI.
“A mi juicio, cuando hablamos de socialismo debemos verlo como una ideología política que surge en la modernidad. Es una de las respuestas a esa modernidad. Sin embargo, el socialismo subsume una vieja aspiración de la humanidad, que es vivir en una sociedad más justa, más fraternal, más armoniosa.
En Latinoamérica hay pensadores que anticipan ideas socialistas como Esteban Echeverría con su Dogma Socialista en 1842, El evangelio americano de Francisco Bilbao o las tesis de Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar, y otros como Francisco José de Caldas que habla del ‘proletariado’ y ‘las necesidades del proletariado’. Pero no se trata sólo de pensadores: hay grandes movimientos sociales que ligan a reivindicaciones de los pueblos aborígenes como las de Túpac Amaru y de Túpac Katari, la necesidad de una propiedad social y de una distribución justa. Hay incluso una serie de movimientos mesiánicos que relacionan elementos cristianos con ideas socialistas y comunistas, lo que indica que no fue una aberración de Bruno Bauer buscar orígenes comunes al cristianismo y al socialismo en un planteamiento que después exploró Engels.
Es evidente que en América hubo una acumulativa efervescencia ideológica y una práxis política que favorecieron la difusión de ideas socialistas y que posibilitaron que a fines del siglo XIX y comienzos del XX haya habido hombres como Luis Emilio Recabarren en Chile, Julio Antonio Mella en Cuba o José Carlos Mariátegui en Perú, que acogieron una concepción científica como la de Marx en cuanto al análisis del capitalismo, pero -siempre- tomándola con cuidado porque pensaban que en nuestro continente el socialismo tendría que ser distinto al de Europa.
Es lamentable que algunas interpretaciones del marxismo se hayan convertido en reproducciones miméticas de la experiencia soviética. Claro que hoy es fácil criticar pero es normal que pase eso después de grandes revoluciones. ¿Cuántos no quisieron imitar a la revolución francesa o el proceso de Independencia de las colonias norteamericanas? Es lógico que los revolucionarios se inspiraran en la revolución bolchevique como más tarde lo hicieron en la revolución cubana.
Al analizar las experiencias del siglo XX, creo que podemos concluir que el socialismo no puede ser simplemente el producto de la voluntad de una élite que se imponga a la masa ni el producto de un conflicto bélico que permita imponer cambios de fondo de manera autoritaria.
De manera que el socialismo del siglo XXI -todo así lo indica- tendrá que ser un experimento de construcción de una sociedad nueva, más humana, digna y justa en que estén resueltos los problemas fundamentales del hombre de manera que pueda aspirar al desarrollo pleno de su personalidad. Hay cosas que olvidamos en las experiencias anteriores y atribuimos a la burguesía conquistas de la Modernidad como los derechos humanos, los derechos civiles, el desarrollo de la individualidad, que no son propiamente conquistas de la burguesía, sino conquistas de la humanidad a través de luchas en las que han participado la clase obrera y otros sectores sociales. ¿Y eso qué significa? Que este socialismo que está empezando a germinar, no podrá ser una ruptura radical con el pasado y tendrá necesariamente que tomar mucho de sus experiencias evaluadas con mirada crítica y enfocadas siempre al futuro”.
SOCIALISMO NO ES
IGUAL A ESTATISMO
¿Un socialismo que no pierde su esencia en cuanto a la socialización de los medios de producción fundamentales, el manejo del Estado y el poder, incluyendo el control social de los medios de comunicación?
“Creo que ese socialismo deberá asumir reflexivamente en el plano teórico y técnico-político que el control fundamental de los medios de producción debe ser social, lo que no es sinónimo de estatal, e implica diversas formas de propiedad. Y debe alcanzar a los medios de producción material y simbólica.
Debido a la forma en que triunfaron las revoluciones y los regímenes socialistas, y a las agresiones y bloqueos que debieron sufrir, han tenido una alta inflexión militar. Se heredaron formas de conducción de ‘ordeno y mando’, de autoritarismo que no se pueden mantener indefinidamente. Los pueblos pueden aceptarlas por un determinado período, pero no para siempre. Los medios de comunicación en el socialismo deben estar al servicio de la sociedad, pero eso no quiere decir que sean una voz única manejada desde arriba, como era en la URSS. Tengo claro que no hay que olvidar que Lenin decía que la revolución que no es capaz de defenderse está condenada al fracaso y estoy convencido que la burguesía defiende la democracia hasta que sus intereses centrales quedan en peligro. En ese momento, desconoce la democracia y recurre a la fuerza militar.
Entramos a una época en que el péndulo vuelve hacia la Izquierda. Como dijo Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, el neoliberalismo es tan falaz como hipócrita, porque EE.UU. y sus aliados imponen la apertura de fronteras pero no abren las propias ni dejan de subsidiar a los sectores débiles de sus economías.
Hay un grafitti que se ve mucho en Moscú. Dice ‘ahora sabemos que todo lo que se nos decía del socialismo no era real y lo que se nos decía del capitalismo sí era real’.
El presidente Hugo Chávez insiste mucho en que cada experiencia de socialismo es distinta, no hay modelos ni recetas universales. Cada realidad es diferente y esto hay que tenerlo siempre en cuenta.
Otra cosa: parece evidente que si el socialismo pretende mantener los sistemas de consumo típicos de los países capitalistas desarrollados, no será posible debido a las restricciones que imponen los recursos naturales, el medio ambiente y el monto de las inversiones que serían necesarias. En todo caso, se necesitará tiempo para alcanzar una racionalidad global de la utilización de los recursos al servicio del hombre. Igualmente, hay que entender que el tema del medio ambiente tiene gravedad real. El socialismo necesariamente tiene que ser ecológico. Si no lo es, vamos a una catástrofe.
Las formas de propiedad son un tema crucial. No debe confundirse el socialismo con el estatismo. No tiene sentido, por ejemplo, que hasta el gásfiter que arregla las cañerías tenga que ser empleado del Estado.
El socialismo demostró ser más justo y más humano que el capitalismo, pero también resultó menos eficiente en muchos sectores productivos, de transportes, distribución y servicios. El socialismo también debe ser eficiente, y las personas deben tener estímulos para que se sientan realizadas y desarrollen su creatividad. Pienso que en el futuro de la humanidad no deben estar ni el socialismo real y menos el capitalismo real. Pienso en una sociedad en la que se incorporan elementos de las sociedades avanzadas y del propio capitalismo. En las cuales hay una estructura de gobierno que favorezca a las mayorías, en especial a los sectores populares, teniendo como objetivo el socialismo. En las cuales hay control social y control político ejercido por el pueblo que respalda a su gobierno”
HERNAN SOTO
(Publicado en “Punto Final” Nº 644, 27 de julio, 2007)

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