No es hora de festejar,
llegó la hora de rectificar, corregir y trabajar para consolidar un
proyecto alternativo al Capitalismo Neoliberal en Venezuela.
El pueblo venezolano se
expresó este 14 de abril de 2013 una vez más en paz, civismo, armonía y
alegría. No solo se elegía a un Presidente, sino un Proyecto de
País. El resultado debe ser respetado. La voluntad popular ya
escogió y confirmó su apoyo a la Revolución Bolivariana.
El nuevo Presidente debe darle continuidad a las políticas
planteadas por el líder indiscutible de este proceso emancipador
venezolano, Hugo Chávez Fríaz. Esbozadas en lo que él llamo el
Programa de la Patria 2013-2019 y/o Segundo Plan Socialista:
- Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la Independencia Nacional.
- Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo.
- Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América.
- Contribuir al desarrollo de una nueva Geopolítica Internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del Universo y garantizar la paz planetaria.
- Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana.
Pero además de
estas lineas estratégicas que sirven como punto de partida. Viene el
trabajo de formación, discusión y debates. Es el momento para que
las críticas y autocríticas sean asumidas con humildad. Llegó
la hora de luchar contra la burocracia, corrupción, impunidad,
injusticia y complicidad de muchos de nuestros funcionarios y de
nuestras instituciones. Llegó la hora de la eficacia.
Si queremos impulsar una Revolución esta tiene que ser cultural y
educativa. Hay que escuchar al pueblo, acompañarlos, no solo a
“darle el pan”, sino a darle las herramientas para que se
organicen en comunas, consejos comunales, en movimientos sociales,
capaces de generar grandes debates, de solucionar sus propios
problemas para que pueda vivir dignamente. Es la hora de luchar
contra lo más cruel que exista en el planeta entero las prácticas
burguesas capitalistas: individualismo, acumulación de riqueza,
explotación, inflación, especulación, entre otras, que tanto daño
le hace a la economía de las familias en Venezuela. Es la hora de
consolidar un proyecto socialista que pueda alcanzar la soberanía
política, económica, social, alimentaria, textil y tecnológica. Es
mucho el trabajo que nos queda por hacer. Llegó la hora, llegó el
momento no lo dejemos perder. Ahora más que nunca nuestros pueblos
oprimidos, pobres y condenados nos los reclaman. Llegó la hora de la
verdadera revolución y de la descolonización. Hasta la victoria
siempre.
Johan M.
Muy bien, hermano. Lo apoyo. Y me atrevo a añadir que debemos entrar en lo que por ahí se ha llamado "la creación de una nueva raza humana" Sí, ese nuevo hombre y mujer son portadores de esas cinco propuestas, portadores in péctore, digo. Y allí, transversal, habita, necesaria, la necesidad de emancipación poética, por decirlo de algún modo, de la humanidad. Esa emancipación poética sería algo como sumar una dimensión más allá que la meramente material (sin ánimo de des-marxificar el método, sino de añadirle un grado de libertad más, pero no el grado metafísico tipo trastero, donde todo cabe, donde todo se vela) La dimensión poética es la que tanto se ha predicado pero que muy pocas veces se ha puesto en práctica en la realidad política: digámosle la política del amor, aunque a mi me suena trivialoso el nombre pues puede confundirse con cosas que no son necesariamente propicias para la emancipación mencionada. La política poética, la dimensión amorosa, ese espíritu que por aquí tanto abunda y que poco se toma en cuenta a la hora de sumar corazones (fijaros en lo contradictorio de esa amada frase si se niega la dimensión poética)
ResponderEliminarOjalá seamos capaces de humildad, para desde allí armar las cosas en su justa dimensión ética.