Pensamiento
positivista venezolano ante la condición humana: Laureano Vallenilla Lanz y
César Zumeta.
Johan Méndez
Reyes y Lino Moran.
IUTM – LUZ. Maracaibo – Venezuela. Mayo 2013. 145pp.
El objeto de estudio, de
este libro, es la reflexión que en torno a la condición humana desarrollaron es
sus obras Laureano Vallenilla Lanz y César Zumeta desde la perspectiva
positivista. En sus escritos es posible diagnosticar un hilo conductor (lógico
e histórico-político) que se articula desde el enfoque de la condición humana
con los ideales del positivismo, socialismo y de la tradición de pensamiento
antimperialista y democrático venezolano. Ello expresa una tendencia histórica
(política, filosófica) de los procesos de la sociedad venezolana durante el
siglo XX hasta principios del XXI que es posible estudiar a través de su
articulación.
El problema teórico de
la investigación radica en determinar la capacidad práctica real de los
proyectos sociales que resultan de la actividad intelectual de estos
pensadores, con perspectivas teóricas y epistemológicas diferentes, pero
orientadas hacia la transformación de las circunstancias sociales enajenantes,
especialmente en lo referente al ideal de la condición humana y a la tendencia
socialista. Esto remite al cuestionamiento de la posibilidad de reconstruir una
línea de pensamiento emancipatorio a la que tributan formas diferentes de
producción filosófica, a saber: el positivismo asumido como crítica de los
rezagos conservadores de la tradición colonial e ilustrada.
Las reflexiones teóricas
acerca de los autores estudiados llevan a la formulación de la siguiente
hipótesis: Los más valiosos representantes de la producción intelectual
venezolana del siglo XX han dado continuidad y enriquecido la tendencia
humanista y emancipadora que ha caracterizado en general a la historia de las
ideas filosóficas en Latinoamérica manifestada esta tendencia en la obra de
Laureano Vallenilla Lanz y César Zumeta,
quienes de manera crítica y creadora pusieron al servicio del hombre y
la cultura venezolana sus respectivas reflexiones positivista y marxista.
En el referente metodológico de esta investigación
se inserta la búsqueda de carácter hermenéutico dirigida a la interpretación
del contenido filosófico y antropológico de la obra teórica de estos
pensadores. Esto conduce a interpretar esta obra intelectual desde el enfoque
de los intereses sociales que cada una de ellas representa, para lo cual se
reconstruye el tributo que realizan a la práctica revolucionaria y
emancipadora, así como los límites que dicha práctica le impuso. Para tales
efectos el material de investigación es de tipo documental, por lo que se
trabaja con obras publicadas, así como otros materiales bibliográficos,
hemerográficos, folletos, discursos y memorias oficiales que se hallan
dispersos en bibliotecas, y en archivos públicos y privados. Sin embargo, este
referente no es suficiente, sino que se complementa con los resultados
metodológicos que hasta ahora muestran las investigaciones en torno al problema
de la condición humana, en las cuales se destaca: la confrontación entre las
reflexiones teóricas y las circunstancias históricas concretas; el impacto que
en su época produjo la obra intelectual que aquí se investiga y la vigencia
para la contemporaneidad. A ello se incorpora decisivamente el principio de
síntesis de lo lógico y lo histórico, que permite una búsqueda y resultados
certeros a toda investigación de pensamiento
La novedad que aporta el presente libro puede resumirse en los siguientes aspectos:
1.
Un enfoque contextualizado en torno a la historia de la
constitución y desarrollo del positivismo en Venezuela como versión
interpretativa de la realidad venezolana.
2.
Un análisis amplio, contextualizado de la interpretación
filosófica del positivismo y de los aportes teóricos de la obra de Laureano
Vallenilla Lanz y Zumeta.
3.
Una perspectiva filosófica e histórica, integradora de su
obra, que lo articula a la herencia actual del pensamiento venezolano.
Este libro se estructuró y conformó en cuatro
capítulos. El primer capítulo, titulado: “El positivismo y su recepción
e impacto en América latina y Venezuela durante los siglos XIX y XX” se divide
en tres subcapítulos. El primero recoge un análisis del positivismo en América
Latina. El segundo muestra la influencia positivista en Venezuela y finalmente,
en el último se caracteriza al gomecismo y la vinculación que tuvo con el positivismo
en Venezuela.
El capítulo segundo, subdivido en dos
partes, se adentra en el análisis del positivismo en la obra de Laureano
Vallenilla Lanz. Aquí se valora la postura del autor en relación con la
sociedad, la historia, la religión y la educación.
El tercer capítulo, subdivido en dos, contempla el
análisis de la producción intelectual de Laureano Vallenilla como teoría
política al servicio del poder y se muestran los alcances e impacto de su obra
en la sociedad venezolana y latinoamericana.
El capítulo cuarto, titulado “César Zumeta y los aportes al pensamiento venezolano”,
se aborda la obra de César Zumeta como figura fundamental del positivismo
venezolano que pertenece a la generación de intelectuales formados en el
positivismo por Adolfo Ernest y Rafael Villavicencio. Sin embargo, Zumeta
trasciende al positivismo en sus formas clásicas. Al igual que esa gran
generación de latinoamericanos a la cual pertenecieron, entre otros, José Martí
(1853-1893), José Enrique Rodó (1871-1917), Manuel Ugarte (1875-1951), José
Vasconcelos (1882-1959), entre otros, su gran preocupación estuvo centrada en
cómo sustentar el pensamiento en la propia realidad y no en volcarlo hacia la
imitación de realidades extrañas. En el primer subcapítulo se reflexiona sobre
las ideas humanistas que caracterizan la obra de este autor desde una
perspectiva latinoamericanista. Mientras que en el segundo se desarrollan sus
posturas con relación a la comunidad de culturas y el panlatinismo.
En este texto se
parte de la consideración del positivismo como corriente filosófica y de su
vinculación con el proceso cultural del sistema capitalista como totalidad
social. La formulación de este ideario se elaboraba bajo los presupuestos del
desarrollo del capitalismo premonopolista del siglo XIX. El positivismo
sintetizó las aspiraciones de la débil burguesía nacional latinoamericana, que
buscaba estimular el desarrollo tecnológico e industrial para derribar las
viejas relaciones precapitalistas de producción, como condición necesaria en la
consolidación de la real independencia latinoamericana. Este devenir
contradictorio moderno de la región suponía una tendencia del desarrollo de la
conciencia de sí de los pueblos tradicionalmente reprimidos, forzando a estos a
enfrentar sus verdaderas condiciones de vida en sus relaciones con el resto del
mundo
El ambiente
cultural de la época encontró en el positivismo la expresión ideológica que
mejor se correspondía con las exigencias socioeconómicas políticas y culturales
de los países latinoamericanos. Sin embargo, este va a proyectar una
contradicción intrínseca. Algunas veces se muestra como una herramienta de
liberación cultural, con aspecto liberal y democrático que intenta establecer
invenciones en la vida nacional para instaurar las bases de un orden diferente
al acostumbrado, mientras en otras sirve para justificar “gobiernos”
dictatoriales, como será el caso de Venezuela y de la generación que coincide
con el mandato de Juan Vicente Gómez (1908-1935).
En este período se
ubican a pensadores como José Gil Fortoul, Pedro Manuel Arcaya, Laureano
Vallenilla Lanz y César Zumeta, quienes aplicaron los postulados de la doctrina
positivista a la política buscando respuestas a la crisis que vivía el país.
En el caso del
pensamiento positivista de Laureano Vallenilla Lanz y Cesar Zumeta se comprueba
esta tendencia, lo cual hace que se asumió como objeto de estudio de este
texto.
En este trabajo, se
reseña la relación muy peculiar que existe en Venezuela entre positivismo y
gomecismo. El pensamiento positivista como ideología se vinculó al mandato de
Juan Vicente Gómez (dictador venezolano entre los años 1908-1935), justificando
la dictadura y prestando a esta un servicio apologético, de fundamentación de
una época, que llega hasta la consideración de empezar a contar el siglo XX
venezolano a partir de la muerte de Gómez, en diciembre de 1935. El gomecismo
es el proceso político autocrático, con el cual se inicia la modernidad
venezolana, al instalarse estructuras e instituciones que ordenaron la vida
ciudadana, económica, cultural y política. Con Gómez se inició el proceso de
injerencia del capitalismo internacional en la economía venezolana,
consolidándose una estructura de dependencia. Ha sido esta vinculación con el
régimen de Gómez lo que ha primado en los estudios que hasta ahora se han hecho
sobre la obra de Vallenilla Lanz y Cesar Zumeta, por lo que existe una condena
política por su vínculo al gomecismo, que este trabajo asume como un desafío.
De esta manera, al quedar velados a la reflexión aquellos aspectos relacionados
con las contribuciones de Vallenilla al análisis de la historia y la
cultura venezolana desde una perspectiva renovadora y humanista, el presente
estudio persigue mostrar cómo el positivismo venezolano intenta superar, al
mismo tiempo que confronta la contradicción del proceso modernizador de las
sociedades latinoamericanas.
Hay que destacar que la obra de Laureano Vallenilla y Cesar Zumeta
han de ser valorada en sus contradicciones entre su postura positivista y su
participación en el gobierno de Juan Vicente Gómez, pero jamás reducida al
período gomecista. En los ciclos de la historia de la ideas siempre ha habido
avances y retrocesos, concurrencias y contradicciones que permiten analizar a
los hombres en sus concretas circunstancias.
El pensamiento de
Vallenilla expresa una contradicción de la práctica política de su época, entre
la necesidad de un pensamiento que legitime y sirva de instrumento de toma de
conciencia a la realización de un proceso de modernización capitalista y la forma
dictatorial y caudillista que asume el mismo a pesar de ser lo más progresista
para la época. Ello implica una contradicción en la continuidad histórica y
cultural de Venezuela en el cambio hacia el siglo XX.
Mientras que la obra de César Zumeta ha de ser
considerada en el marco de aquella generación de positivistas sui generis a la que pertenecieron
Tobías Barreto (1839-1889) en Brasil, Enrique José Varona (1849-1933) en Cuba y
los argentinos Juan Bautista Justo (1865-1928) y José Ingenieros (1877-1925).
Estos pensadores, sin romper definitivamente con sus respectivas
posiciones ideológicas, reconocieron la validez de las ideas socialistas,
aunque discreparan de algunos de sus elementos, y sobre todo vieron con agrado
que esta sirviera a la causa de los humildes.[1]
Esta imbricación se ha dado a conocer con el nombre de socialismo positivo, el cual constituye
un programa que arraigó en tierra latinoamericana con el propósito de fundir
positivismo y socialismo, concretamente en la Argentina hacia finales del
siglo XIX y comienzos del XX en base al rumbo específico que toma allí el
positivismo, al desarrollarse en la dirección de una filosofía social
contextual de claro corte progresista y con una decidida opción por la
transformación de la sociedad en favor de los más pobres.[2]
Este desarrollo peculiar del positivismo argentino, que en muchos
casos llega a poner a sus representantes a la cabeza de movimientos sociales
transformadores, posibilita justamente un encuentro con el socialismo. Muy
distinto de lo que sucedió en Europa, en América Latina este movimiento de
ideas hizo que predominara no tanto la polémica ni el intento de refutación
teórico filosófica del otro, sino por el contrario, la búsqueda de la
convergencia y de la síntesis, cuyo resultado va a ser la propuesta de ese producto mestizo al que
se le dará el nombre de socialismo
positivo.
Se trata, en términos generales, de un modelo de encuentro con el
socialismo, y lo interesante es que se plantea desde una lectura positivista de
la realidad de los países latinoamericanos. Esta lectura hace sospechar, a los
miembros de esa generación, que una convergencia entre positivismo y socialismo
no solamente es posible, sino que se presenta además como una exigencia de los
problemas con que se ven confrontadas las sociedades latinoamericanas.
Se debe tener en cuenta que ese programa del socialismo
positivo no se concibe como un trabajo por completar el positivismo
añadiéndole algunos elementos del marxismo, o viceversa. Este programa se
entiende en el sentido de una tarea de síntesis que supone e implica la mutua
transformación de ambas teorías, y esto – conviene insistir en ello – en aras
de un mejor servicio a la realidad latinoamericana.
De esta forma, al revelar en el presente estudio los momentos renovadores humanistas en la obra de
Vallenilla Lanz y Cesar Zumeta, insertamos su legado dentro de la contradicción
de la burguesía como clase en los momentos iniciales de su entronización en el
devenir histórico del moderno estado-nación venezolano. Ubicar la obra de
Vallenilla Lanz y Cesar Zumeta desde su interés de clase burguesa, no debe ser
sinónimo de un determinismo para evaluar su obra, sino que por el contrario, es
una lógica que permite comprender los modos y las condiciones reales de posibilidad
de su pensamiento en la historia venezolana.
El pensamiento positivista de Vallenilla Lanz y Cesar Zumeta, en
ese sentido, no logran distanciarse, ni mucho menos renunciar a su condición de
intelectual burgués, por lo que pudiera entenderse que su propuesta se perfila
como representativa de ese sector de la burguesía, que como afirmara Marx desea
remediar la penosa situación social, con el fin de asegurar la continuidad de
la sociedad burguesa.[3]
No cabe recriminar hoy la gestión burguesa, ni sus ideas de entonces por el
excedente ideológico que segrega su participación revolucionaria. La
inadecuación del interés clasista particular que se promueve bajo el estandarte
de universales, que son para la burguesía, imposibles de realizar en el acto,
se explica, no por el engaño intencional de sus ideólogos, ni por la acción
automática e intencional de unos factores económicos, sino por el hecho
objetivo y real en las condiciones de la lucha de clases.
Tanto Vallenilla
Lanz y César Zumeta desde su perspectiva positivista, enjuician la realidad
venezolana y latinoamericana, con el propósito de abordar los más variados
tópicos relacionados con el problema de la condición humana del ser venezolano
y nuestro-americano. Condición humana entendida –por estos pensadores- como el
conjunto de las relaciones sociales concretas que se expresan en la cultura, la
educación, la libertad, la revolución, el antimperialismo, la historia y el
socialismo. Por la profundidad con que asumen estos problemas se tornan
pensadores muy representativos e importantes del pensamiento filosófico
venezolano del siglo XX. De modo que sus obras no pueden ser borradas de la
historia de las ideas políticas, cualquiera sea el juicio que se tenga de su
actuación pública. Sus trabajos son expresión de una historia nacional no
contada aún, muchas veces olvidada, otras tantas desvirtuadas, que hoy es
urgente esclarecer ya que pone de manifiesto una actitud humanista, crítica y
creadora de la intelectualidad venezolana.
Este libro es una
apreciación crítica del pensamiento positivista venezolano, para determinar los
aportes, autenticidad y vigencia presentes en la obra de estos intelectuales
que supieron adaptar a las circunstancias latinoamericanas las principales
tesis de estas corrientes filosóficas. El tributo teórico y metodológico de la
misma se dirige particularmente a la nutrición de los enfoques desde los cuales
se dinamicen estrategias de desarrollo de nuestro legado cultural, la inserción
de estos resultados en los estudios de pensamiento venezolano y
latinoamericano, y en suma la asunción
del legado teórico y político del pensamiento de estos insignes representantes
de nuestra intelectualidad con vistas a su articulación en los procesos
emancipatorios reales de la región latinoamericana.
[1] Cfr. Guadarrama, Pablo: Positivismo en América Latina.
Universidad Nacional Abierta a Distancia. Bogotá. 2001; Antipositivismo en América Latina. Universidad Nacional Abierta a
Distancia. Bogotá. 2001. Positivismo y
antipositivismo en América Latina. Editorial Ciencias Sociales, La Habana,
2004. Cfr. Fornet Betancourt, Raúl: Transformación
del Marxismo, Historia del Marxismo en América Latina, Editores Plaza y
Valdés, México, 2001.
[2] Cfr. Soler, Ricaurte: El positivismo argentino. Pensamiento filosófico
y sociológico, Buenos Aires, 1968. Cfr. Zea, Leopoldo: Pensamiento positivista latinoamericano, Biblioteca Ayacucho,
Caracas, 1980.
[3] Marx, Karl y Engels Friedrich: Ob. Cit., p. 58.